septiembre 07, 2007

Cemet Golf Cup 2007

Cemet S. A., la empresa en donde estoy haciendo mis pasantias, realiza anualmente un torneo de golf para sus clientes. Al evento asisten, ademas de los clientes, los miembros de la junta directiva de la empresa, algunos gerentes y en el caso de este año, salios como yo a los que invitan para pasar un buen rato.

El evento este año lo realizaron al sur del pais. Nos hospedamos en un hotel en Wieliczka, un pueblito que queda a unos 15 minutos de Cracovia en tren y que es famoso porque alli se encuantran una de las minas de sal mas viejas del mundo.

El hotel donde nos quedamos, Turówka, es un hotel 4 estrellas, que como muchísimas cosas más en Polonia, está protejido por la UNESCO porque el edificio en el que se ubica fue construído entre 1811 y 1813 para ser empleado como almacén de sal (proveniente de Kopalnia Soli, la mina que mencioné).

El miércoles a las 3 de la tarde salí en carro junto con el señor Witold, uno de los directivos de Cemet. El viajecito nos tomó unas 6 horas bajo lluvia permanente de las cuales 1 se fue tratando de salir de la ciudad. En el hotel nos conseguimos con el resto de los directivos, la fotógrafa del evento y mi jefe, la gerente del departamentdo de ventas. Ahí tuvimos una agradable cena, nos tomamos 3 botellas de vino tinto entre conversaciones anglo-polacas que eran más polacas de nada así que yo con el cansancio del viaje, el vino y no estar entendiendo estaba ya dormida. A media noche cada quien se fue a su cuarto a reponer energías para el evento al día siguiente.

En la mañana del jueves, en vista de que el evento comenzaba despues de mediodia, me fui a visitar las minas. Habia una lluvia de esas fastidiosas, pero igual pensé que debía aprovechar, y las minas estaban sólo a 5 o 10 min del hotel caminando. El costo de la entrada fue unos 50 zlotych y tuve que esperar que llegaran más porque pagué por visita en grupo. Una hora después entré con una pareja y nuestra guía turísticas. Bajamos unos 50 tramos de escaleras agrupados en escalones de 5. Eran paredes de madera, y era girar una y otra vez, era horrible. Como la dimension desconocida. Parecia que caminábamos en círculos, pero al fin llegamos. El recorrido se hizo pasando por unos tres niveles o más, en cada uno habían representaciones hechas de sal, estatuas de los visitantes, de los antiguos dueños de la mina (unos reyes), de cómo trabajaban la mina. Imagínense que unos pobres caballitos que entraban ahí más nunca podían salir así que vivían y morían en la mina.
Había hasta un salón de fiestas y hasta una iglesia en la que hacen servicio los domingos...y aunque hay que bajar mil niveles por escaleras y luego subirlos en un ascensor que parece que se caerá en cualquier momento, la misa se llena. Prueba de lo increiblemente católitocos que son los polacos.
Después de pasarme ya no sé cuantas horas en la mina regresé al evento que estaba lleno de gerentes y clientes de todos lados. Durante el primer día mucha y buena comida y arrancamos al campo de golf que estaba a unos 15 0 20 min en autobus. El clima no era el más adecuado para jugar golf, así que repartieron chaquetas impermeables para que todos nos protegieramos e igual salieramos a jugar (supongo que si no el evento no tenía sentido). Yo confiezo que si me divertí un rato con el golf, pero definitivamente no es un deporte que figuraría en la lista de mis favoritos.
Además del golf habían implementos para pintar sobre lienzo al aire libre. De las pocas mujeres que asistimos al evento, 3 nos pusimos a pintar, y yo para eso también fui mala. La estaba pasando bien, pero no me simpatizaba el hecho de que todos pasaran a mirar y pusieran cara de "hmm, sin comentarios"...por ahí tengo mi cuadro del cual no estoy nada orgullosa :D
La noche del jueves estuvo llena de flamenco, folklore ruso (y no polaco), viejos tomando vodka, comida, premiaciones, bebidas, comida y más comida. Ahí yo me divertí hasta que me dio fastidio y me fui a disfrutarme mi super habitación con televisión.
Al siguiente día el evento terminaba antes de mediodía, y no era necesario quedarme hasta el final, así que me fuí con uno de los colegas que me dejó en la estación del tren camino a Cracovia, donde pasé un fin de semana muy agradable, frío y turístico.