septiembre 04, 2007

Sembrando vida

Antes de venirme a Varsovia, Luis y yo decidimos comenzar una práctica a través de la que dejáramos una huella en cada ciudad del mundo que visitáramos. Una huella que tuviera significado para nosotros y que dejara un beneficio a esa ciudad que pisáramos.

Decidimos que sembrar un árbol o cualquier otra planta sería la mejor huella. Las plantas, sin son cuidadas con amor, crecen y florecen sanas y fuertes. Producen oxígeno para aquellos quienes caminan cerca de ella, decoran cualquier paisaje dándole color y vida y sencillamente, son parte de este hermoso mundo que un ser divino creó para nosotros.
Como parte de la especie humana, hemos arrebatado más de lo que necesitamos a la naturaleza, y hemos borrado mucha de ella del planeta, robándole vida a otras especies y también robándonos vida y alegría a nosotros mismos. Así que esta práctica que queremos convertir en tradición, intenta no sólo dejar nuestra huella, sino también devolver al mundo un trocito de esa vida que nos hemos robado.


Ficu

La primera planta que sembramos, el 7 de Julio de 2007, es un arbusto. Le llamamos Ficu, apodo que tomamos de su nombre científico: Ficus variegade (arriba pueden verlo). Ficu está creciendo, según la promesa de los jardineros del parque, en El Cardenalito, el Parque más lindo de nuestra ciudad natal: Barquisimeto.

El Cardenalito

Ya el próximo pedacito de vida está en nuestras manos. Un pino polaco que sembraremos en Varsovia, en casa de la familia Mandał en quienes confiamos darán el ciudado necesario para que crezca como Dios manda. Después de una ruta por distintas ciudades del mundo, esperamos poder hacer una gran siembra de miles de árboles. Mientras tanto, vamos dejando trocitos pequeños en la bolita llamada mundo ;)