febrero 18, 2008

Lisboa (parte 3): Belém

Para no dejarlos con las ganas aquí vengo con la última parte del viaje a Lisboa:
Recuperadas las energías el domingo por la mañana a eso de las 8:00 a.m. salimos del hotel. Tomamos el metro camino a la zona de Belem. Allí nuestra misión era conseguir los Pastéis de Belñem, un lugarcito que está en donde está nada menos que desde 1837. Por ahí hay que pasar a darle una probadita a los pasteles de nata. Tomamos un tramsito y llegamos muy fácilmente al sitio. El lugar estaba full. Las paredes forradas de azulejos, por supuesto. Un par de pastelitos de nata, café con leche (Sandwich de queso porque lo anterior no era suficiente) y ¡A caminar! La primera parada la hicimos en el Monasteiro dos Jerónimos ¡Espectacular! Las fotos tal vez les digan algo: http://picasaweb.google.com/mary.lasprilla/Lisboa
Del Monasteiro entramos al Museo de Arqueología (una foto coleada porque no estaba permitido tomar). Vimos prendas antiguas de princesas y todos esos cuentos de dinastías y joyas y cosas de reyes que sobran por aquí en Europa (y ya me aburren). Luego a uno de los lugares que más me gustó: El Museo de Arte Moderna. Habían exposiciones de esas que me gustan a mí: así medio incomprensibles, como el surrealismo. Colores, locuras, films...de ese tienen bastantes fotos. Quedé con las ganas de ver una exposición de Joanna Vascocelos (de cuya existencia me enteré en el vuelo leyendo la revista de TAP Portugal).
Ahi cerquita teníamos el Río Tejo junto al cual nos fajamos a caminar pensando en que teníamos tiempo de sobra. El tiempo se detuvo y nosotras, al igual que el resto de los caminantes, nos disfrutamos como Dios manda el sol, la brisa, los colores, y hablamos hasta gastarnos todas las energías, así que terminamos en un restaurante cerca. Comimos aliens (calamares) y salmón. Todo rico. Carnocito. Jugocito. Y así super satisfechas nos fuimos caminando hasta la Torre de Belém la cual subimos para ver desde allí la ciudad desde varios puntos. Bellísimo. Insisto con lo de que veía muchos colores. Ya con el azulito del cielo y el verde por todos lados bastaba. Pero la ciudad le ponía con sus edicios rosa, amarillos, verdes y azules.
Finalmente, tomamos el tram, ya casi llegada la noche y terminamos una vez más en Bairro Alto, caminamos mucho, tomamos fotos y cuando ya el cansancio nos dominaba nos sentamos en La Brasileira a tomarnos unas cervezas con el Sr. Pessoa (ya lo conocieron en el post anterior) y nos fuimos a casa.
El paseo cerraba el lunes por la mañana. Al despertar nos fuimos a Campo Pequeño para tomarle fotos al centro comercial en forma de mesquita que habíamos visto desde el autobús el día que llegamos. Pero claro, estaba cerrado. Fotos por aquí y por allá, una caminata por una avenida cuyo nombre no recuerdo, y adiós Lisboa. Un gran fin de semana.
El toque final lo dió el vuelo de Lisboa a Zurich. En algún momento del vuelo el piloto anunca "a la derecha pueden disfrutar de una hermosa vista". Teníamos los Alpes Suizos a nuestros pies...disfrutando la vista, montañas de pico, altas, llenas de nieve, inmenso todo y zaaaaaaaaas....maaaaaaami!!! Maaaaaami!! maaaaaaaaami!!! O algo así comenzó a gritar una pobre pasajera que sonaba a tener unos 30 y tantos años. Nunca supimos qué le pasó. Pero tomando en cuenta la vista que teníamos y el miedo que muchas personas le tienen a las alturas, Mariana supuso que sería un ataque de pánico. La pobre mujer nos alteró a todos por un buen rato. Pero bueno...ví los Alpes Suizos! De qué me quejo!
Luego adiós a Mariana en Zurich, y un vuelo más a Varsovia. Vuelvo a la vida real con un recuerdo más de la pelotica azul en la que vivimos ;)