mayo 14, 2010

Es tan rico viajar


...y lo irónico es que cuando lo hacemos, tendemos a escoger lugares exóticos, alejados, "misteriosos". Y tan cerca de nosotros tenemos maravillosos paraísos también.

Recuerdo que de adolescente había dos lugares en mi cabeza que me moría por conocer: Europa (así solito, porque para mí era una sola cosa, una misma cosa) y La Gran Sabana, en la tierra que me parió. Conocí ambas tierras, irónicamente en ese orden. Y digo, irónicamente porque parece absurdo decidir viajar miles de kilómetros para mirar algo, en vez de voltear a mirar lo que tienes al lado. En fin. Digo todo esto porque este verano no voy a lanzarme a uno de esos viajes de miles de kilómetros. Voy a viajar, pero aquí cerquita, a explorar lo que tengo ante mis ojos, a conocer la tierra que me ha adoptado. Es que no quiero que me pase como en Venezuela y como también me pasó en Polonia. Por proyectos y planes y alocadas ideas de hacer del mundo un lugar mejor, o de ser una mejor profesional o una mejor (decidan ustedes), siempre dejo para después esos viajes y termino cambiando mi ubicación y se hace más difícil. Y cuando al fin me tomo unas vacaciones se me da por tomar un avión, cruzar un océano, cambiar de continente.. Pero, ¿para qué ir tan lejos? Esta vez quiero ver lo que tengo en mis narices. Y quiero sacudir polvos y reorganizar muebles y sentarme en parques, leer libros, armar el rompecabezas que desde hace ya dos veranos me espera, solucionar el Rubik's Cube que me regalaron, montar un cuadro en la sala. Quiero estar, quiero pertenecer, quiero conocer Estonia y mi casa y todo lo que me rodea. Quiero hacer lo que no hice antes pero que aún estoy a tiempo de hacer.

Por eso, este verano será especial. Aún con la ardua pero deseada tarea de la tesis, será especial. Será como aquel paseo de un fin de semana en que tenía que mostrarle a un grupo de extranjeros Barquisimeto, mi ciudad natal, y me quedé abrumada al descubrir esas cosas que había tenido ante mí por tantos años y no las había mirado bien. La diferencia es que ahora tendré mucho más que un fin de semana. Y conoceré esas cosas, especiales, o no, pero qué te hacen sentir bien, porque se siente saber en dónde estás, conocer. Y eso es lo que quiero hacer esta vez.

En fin, que si me quieren encontrar este verano, basta que se pasen por mi "oficina" en casa, donde estaré actualizando y desarrollando proyectos unos cuatro días a la semana, y los otros tres me iré a una ciudad o a otra, a un pueblito o a otro, y estaré explorando este pequeñito pero gracioso y curioso país: Estonia.