septiembre 17, 2007

Auschwitz (Oświęcim)

El mismo fin de semana que estuve en Cracovia aproveché de ir a Oświęcim. Ese paseo (no precisamente de turismo de aventura, relajación o diversión), tomó todo el día del sábado. Seguro el nombre no les suena a nada. Sólo unos pocos lo reconocen. Les cuento:
Este pueblo, ubicado a una hora en tren de Cracovia, es el pueblo donde los alemanes construyeron uno de los campos de concentración que guarda las peores atrocidades jamás vividas en la historia del hombre: Auschwitz. El nombre que le dieron al campo, es el mismo nombre alemán que los nazis le daban al pueblo de Oświęcim.
Auschwitz no tiene uno si no 3 campos de concentración. El primero, conocido por la famosa frase que tiene en la entrada "Arbeit macht frei" que se traduce como "el trabajo te liberará" (está de más decir lo cínica que es esta frase) está ubicado muy cerca del pueblo, yo diría que es parte del mismo. En el sitio se pueden ver fotografías, documentos, cáramas de gas, celdas de prisión y demás cosas donde los nazis cometieron toda la cantidad de atrocidades que sus mentes no pueden reproducir en la imaginación. Es inevitable estar allí, ver todas esas cosas y no llorar, de rabia, de impotencia, de dolor. Sería una pérdida de tiempo intentar explicarles qué es todo eso o cómo se siente. Es algo que hay que vivir. Sólo se que lo que el sentimiento que genera es como si se evaporara toda gota de felicidad existente dentro de tí y fuera en el mundo. Al menos, esa es mi experiencia personal.

El segundo campo me sorprende, no sólo por las brutalidades allí cometidas, si no también por la magnitud del mismo. Es un lugar gigante. Es un lugar gigante, ordenado y clasificado. Enfermizo, no? Haber construido, mejor dicho, haber obligado a las mismas víctimas a construir algo tan inmenso para tal propósito sucio e inhumano de aniquilarlos y usarlos como un objeto cualquiera. Gente de carne y hueso tal y como ellos. Si es que se pueden llamar gente. Esta señores, es una de las experiencias más extrañas, dolorosas e increíbles que he vivido desde que comenzó mi vida en este lado del mundo. Y es un recordatorio del por qué debemos decirle no a la guerra y a la violencia.